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Debido a la geografía costera de Bangladesh, el arsénico, un metaloide tóxico, se encuentra naturalmente en sus aguas subterráneas.

El veneno que aparece naturalmente en el agua subterránea está causando una crisis de salud pública

La nación de Bangladesh, en la Bahía de Bengala entre Myanmar e India, no llega a ser del tamaño de Iowa, pero ha desarrollado un problema de contaminación por arsénico del tamaño del continente. Debido a la topografía costera de la nación, el metaloide tóxico se produce naturalmente en las aguas subterráneas de las que dependen los bangladesíes y el agua contaminada, a la que se accede a través de pozos poco profundos, ha estado favoreciendo una crisis masiva de salud pública.

En el 2002, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció lo siguiente: “El envenenamiento masivo más grande de una población en la historia ahora está en marcha en Bangladesh”. Hoy en día, 40 millones de bangladesíes beben agua contaminada con niveles peligrosos de arsénico, y los riesgos para la salud son reales y significativos. Pero un nuevo estudio ofrece esperanza a través de nuevas estrategias.

La ingesta crónica de arsénico se asocia a una amplia gama de dolencias, incluyendo enfermedades cardiovasculares, mortalidad infantil, además de cáncer de hígado, próstata, piel, vejiga y riñones. Tiene muchos efectos devastadores en los niños, como los déficits motores e intelectuales. Un nuevo estudio también descubrió que la exposición temprana al arsénico conduce a problemas cardíacos en la vida posterior.

Estrategias de Seguridad de Arsénico

El gobierno de Bangladesh ha destinado US$ 200 millones para abordar el problema, pero los movimientos similares previos para solucionar el tema del arsénico a través de tuberías y pozos profundos han sido costosos y solo mejoraron la situación de manera insignificante. Un nuevo estudio realizado por Nadia Jamil de la Universidad Estatal de Montclair se basa en décadas de investigaciones realizadas por Lex van Geen, investigador del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, para proponer nuevas estrategias para combatir el envenenamiento por arsénico.

La investigación de Van Geen primero demostró que la simple prueba de pozos y la educación de los ciudadanos sobre los riesgos del arsénico pueden influir en un promedio del 60% de ellos para utilizar fuentes de agua con menos arsénico. Las pruebas recientes del equipo de 48.790 pozos en la provincia de Araihazar motivaron a unos 132.000 bangladesíes a buscar una fuente de agua más segura. El costo del esfuerzo fue de solo US$ 1 por persona.

La contaminación por arsénico es más frecuente en pozos poco profundos. Sin embargo, los proyectos gubernamentales anteriores, como la perforación de pozos de tubo profundo y la construcción de redes de ductos, tuvieron un costo de alrededor de US$ 150 por persona atendida y demostraron ser menos efectivos, en parte porque el gobierno cobra a los hogares el 10% del costo de establecer nuevos pozos. En consecuencia, los pozos se perforan con frecuencia en terrenos de propiedad privada cuando el establecimiento de pozos públicos proporciona el mayor beneficio al menor costo. Por ejemplo, la perforación de pozos privados de profundidad media puede reducir la exposición al arsénico por US$28 por persona.

El equipo de investigación también advierte sobre la construcción de sistemas de agua por tuberías, que debido a su costo solo deben usarse en áreas donde los pozos más profundos no brinden beneficios.

A pesar de que el gobierno de Bangladesh está avanzando con un pozo profundo y una estrategia de red de tuberías, los investigadores sugieren que los nuevos pozos podrían tener un efecto notablemente mejorado al colocarlos para hacerlos verdaderamente públicos. Según los investigadores, sólo colocando 916 pozos en terrenos públicos se podría poner un pozo más seguro a menos de 100 metros de 132.000 habitantes.

Tratamiento Descentralizado

Otra nueva estrategia para evitar la tubería extensa en el mundo en desarrollo es el tratamiento descentralizado, que es la ubicación de agua y plantas de tratamiento de efluentes en la fuente de necesidad y suministro. Con las nuevas tecnologías de tratamiento energéticamente eficientes y empaquetado de instalación automática, más ágil, las unidades de tratamiento pueden enviarse para funcionar con energía verde y con poca construcción o preparación del sitio, incluso fuera de las redes de energía y agua.

La respuesta, tanto del gobierno de Bangladesh como del extranjero, ha sido caótica. De hecho, un informe de Human Rights Watch encontró recientemente que poco había cambiado desde el 2003. Aunque los esfuerzos para mitigar progresan lentamente, por el momento se recomienda beber agua embotellada.

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