El río Mapocho, que abastece de agua a miles de habitantes de Santiago, ha ido disminuyendo a medida que continúa la sequía chilena.
A medida que millones de habitantes se enfrentan a recortes en el uso del agua, ¿de qué manera la desalinización y la reutilización del agua pueden aumentar su resiliencia?
En una reciente conferencia de prensa, Claudio Orrego, gobernador de la región metropolitana de Santiago de Chile, atravesó un duro hecho que afectó a los casi 7 millones de residentes de la ciudad: “Una ciudad no puede vivir sin agua.”
Por primera vez en los 481 años de historia de Santiago, es posible que no haya suficiente agua para todos. Los caudales de los ríos Maipo y Mapocho han ido disminuyendo a medida que la paralizante sequía de Chile comienza su decimotercer año.
El gobernador anunció un sistema de alerta de tres niveles:
- Alerta verde: Anuncios públicos que fomentan la conservación del agua y el uso del agua subterránea.
- Alerta temprana y etapas amarillas: La presión del agua es menor.
- Alerta roja: Racionamiento de agua con cortes rotativos.
El hecho que se declare el racionamiento dependerá de la cantidad de precipitación invernal, y la escasez de ríos determinará si los cortes vendrán cada cuatro, seis o doce días. Si se anuncia la Alerta Roja, las interrupciones podrían afectar a 1.7 millones de clientes, pero solo en una parte de la ciudad y durante no más de 24 horas seguidas.
El plan afecta aproximadamente a 142.000 hogares abastecidos por el río Mapocho, que cruza Santiago de este a oeste, y a 1.545.000 viviendas más abastecidas por el río Maipo, que atiende a las comunidades en el sur. Las áreas abastecidas por agua de pozo u otras fuentes estarán exentas.
Medidas de mitigación de la sequía
Orrego dijo a sus electores “Es importante que los ciudadanos entiendan que el cambio climático llegó aquí para quedarse. No es solo global, es local”.
¿Cuáles son algunas de las medidas que Chile está adoptando mientras continúa su sequía?
Por un lado, el país ha aprobado una ley nacional que prohíbe al sector minero el uso de agua dulce. Esto ha llevado a la adopción generalizada de la desalinización de agua de mar para proporcionar agua dulce para mantener la producción de las minas.
Hay otras tecnologías que el país podría poner en uso a mayor escala de lo que se hace actualmente. El volumen de efluentes de una ciudad de casi 7 millones de habitantes ofrece una oportunidad para la aplicación generalizada de la tecnología de reúso de agua sin embargo, no existe una política nacional para fomentarla. Los efluentes tratados se pueden utilizar para aplicaciones no potables, que incluyen riego de paisajes, limpieza de calles, reducción de polvo, lavado de vehículos y descarga de inodoros, lo que aumenta drásticamente la resiliencia a la sequía.
La reducción del déficit nacional de agua también podría lograrse mediante esfuerzos descentralizados de tratamiento. La descentralización, o colocar el tratamiento en el punto de necesidad, puede abordar la escasez de agua localmente, ahorrando millas de construcción de tuberías y permitiendo a las comunidades reutilizar los efluentes que generan.
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