La digestión anaeróbica puede convertir los residuos en un recurso valioso
Cada día se generan miles de millones de toneladas de residuos orgánicos en los hogares, industrias y términos municipales. Se depositan en vertederos o se liberan en forma de efluente, o ambos, lo que supone un enorme coste para el medio ambiente. Pero ¿qué pasaría si estos residuos pudiesen convertirse en energía? La buena noticia es que es posible, gracias a la digestión anaeróbica.
En este proceso, los residuos orgánicos son descompuestos mediante bacterias especializadas en un entorno libre de oxígeno. Este proceso se realiza de forma natural en las capas de residuos enterrados en los vertederos, produciendo metano y dióxido de carbono, ambos gases con efecto invernadero. El proceso puede imitarse en el entorno controlado de un biodigestor: en vez de emitir metano y dióxido de carbono en la atmósfera, el biogás se captura y se usa como energía.
Los digestores anaeróbicos se usan de manera habitual en los vertederos y en las granjas para procesar los excrementos, pero son menos comunes en áreas residenciales. He aquí algunos ejemplos de cómo la digestión anaeróbica puede ser beneficiosa en diferentes entornos y con diversas escalas.
Digestor anaeróbico de Yaphank, Nueva York
El digestor anaeróbico de Yaphank, uno de los más grandes en todo el mundo, debería ponerse en marcha en Long Island, Nueva York, en 2024. La planta tendrá la capacidad suficiente para procesar 210.000 toneladas de residuos, grasas y aceites anualmente. Esto reduciría el residuo orgánico que Long Island produce en casi la mitad, al tiempo que generaría 500.000 millones de unidades térmicas británicas (MMBtu) de biogás. El biogás puede ofrecer energía para miles de hogares. El proceso también producirá 45.000 toneladas de compost y 260.000 galones de un fertilizante líquido rico en nutrientes que puede usarse para enriquecer los suelos y mejorar el crecimiento de las plantas. Al aprovechar el biogás rico en metano, la planta evita la emisión de 85.000 toneladas de gases con efecto invernadero cada año.
Biodigestor de BC Organics, Wisconsin
BC Organics en Greenleaf, Wisconsin, ofrece a las granjas lecheras una solución más sostenible para gestionar los excrementos del ganado, reduciendo los vertidos ricos en fósforos, y procesando los excrementos procedentes de las granjas para obtener gas natural. La planta, en la que se espera procesar más de 360 millones de galones de excrementos anualmente, no solo reducirá el impacto negativo de los vertidos en el medio ambiente, sino que también producirá 1.630 MMBtu de gas natural renovable para sustituir los 11.000 galones de combustible diésel cada día.
Además, producirá más de 400.000 galones (unos 1514164 l) de agua limpia y 135 toneladas de lechos de fibra cada día. Es un ejemplo clásico de cómo los productos residuales pueden convertirse en productos que aportan un valor añadido al tiempo que se protege el medio ambiente.
Bar-Way Farm, Deerfield, Massachusetts
Bar-Way Farm, una pequeña granja lechera de propiedad familiar, usa una combinación de residuos alimentarios y excrementos en el digestor, un proceso conocido como codigestión. Consigue que la digestión anaeróbica sea viable en las pequeñas granjas lecheras como Bar-Way, que posee unas 300 vacas en 600 acres de campos de cultivos. Las vacas producen unos 2.000 galones (aproximadamente 7570,82 l) de leche cada día, así como una gran cantidad de excrementos. Los excrementos y los residuos orgánicos de alimentación y bebida son procesados con bacterias anaeróbicas, que producen un biogás rico en metano dentro del digestor.
El digestor anaeróbico de 660.000 galones procesa más de 9.000 toneladas de excrementos y 36.500 toneladas de residuos alimentarios anualmente, convirtiéndolos en energía renovable y fertilizante bajo en carbono. Alimentando un generador eléctrico de 1 mW, la planta produce suficiente energía para alimentar a 1.600 hogares al tiempo que se compensan más de 2 millones de libras (unos 907.184 kilos) de emisiones de dióxido de carbono cada día. El proceso genera aproximadamente 1.62 MMBtu por hora de calor usado por la planta y la granja.
El digestor no solo ofrece a la granja una solución para la gestión de los excrementos, sino que también suministra un fertilizante líquido rico en nutrientes que se reparte en los campos para mejorar el crecimiento de las cosechas. Los sólidos con fibra que quedan se usan para lechos para las vacas. La granja consigue unos ingresos por alojar el digestor en sus instalaciones, así como agua caliente, calor y electricidad con un precio rebajado.
De Residuos a Energía
Estos ejemplos muestran lo valiosa que puede ser la digestión anaeróbica para los ayuntamientos, granjas y empresas. Si miramos al futuro, tiene sentido que cada vez más empresas adopten este proceso, liberando la potencia neutra en emisiones de carbono y unos valiosos productos derivados que esperan en lo que antes se consideraba solo un residuo.
Retorno de la inversión y costes de funcionamiento
Los proyectos de digestor anaeróbico a menudo consiguen un retorno de la inversión en un plazo de dos a cinco años, según la carga orgánica y los costes de capital, que en Estados Unidos pueden reducirse con los créditos fiscales por inversión (ITC por sus siglas en inglés). A diferencia de los métodos aeróbicos, cuyo coste es de 0,01-0,05 dólares por galón (5,67 dólares por 1.000 galones – 3.785 litros) para el tratamiento, la digestión anaeróbica a menudo genera beneficios de unos 0,39 dólares por 1.000 galones tratados.
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