El tratamiento con cloro del agua puede llevar a la formación de compuestos dañinos, pero existen algunas alternativas de tratamiento
Las empresas de agua a menudo tratan el agua potable con cloro para matar los patógenos que podrían suponer un riesgo para la salud humana. Sin embargo, si se usa el cloro para tratar el agua se puede generar una reacción química con los compuestos naturales orgánicos e inorgánicos, que podría derivar de las plantas, algas o materia animal en descomposición y que forman productos derivados líquidos, conocidos como trihalometanos (THM). Dado que muchos THM son cancerígenos reconocidos, suponen un importante riesgo para la salud y están regulados en el agua potable.
Riesgos Planteados por los THM
Algunos estudios han demostrado que la exposición a los THM en el agua potable puede suponer un riesgo importante de cáncer de próstata. Los THM también pueden provocar cáncer de color y otros problemas de salud, como daño hepático, en los riñones o en el sistema nervioso central, así como problemas de fertilidad, abortos, muertes en la segunda parte del embarazo, defectos congénitos y otros problemas relacionados con el sistema reproductivo. Algunos estudios muestran que los THM también pueden afectar a nuestro cuerpo a través de la piel o si inhalamos vapores mientras nos duchamos, bañamos o lavamos los platos.
Esto genera un dilema: Si no desinfectamos el agua de los microbios patógenos, podemos enfermar; y si lo hacemos, podemos estar expuestos a los compuestos cancerígenos que también son nocivos. Así pues, ¿cómo podemos asegurarnos de que el agua potable está libre de patógenos y de los compuestos que, a largo plazo, también podrían dañar nuestra salud?
Evitar la Formación de THM
Según el Water Research Center, las concentraciones de productos derivados de la desinfección se ven influidas por la cantidad de materia orgánica natural presente en el agua, y tienden a aumentar con el pH, la temperatura y el tiempo. Por lo tanto, si las empresas de agua usan cloro para desinfectar el agua, deberían hacerlo solo cuando el agua se ha filtrado adecuadamente para eliminar la materia orgánica que sirve como precursor para la reacción química con el cloro que lleva a la formación de productos derivados de la desinfección.
Métodos Alternativos de Desinfección
La cloración normalmente se usa para gestionar los microbios en el tratamiento del agua, especialmente porque es económica, efectiva y no se necesita ningún equipamiento especializado. Pero existen otras opciones de tratamiento para eliminar los patógenos. La radiación ultravioleta (UV), que altera el ADN de las células de los microorganismos y evita que se reproduzcan, es otro método de desinfección efectivo. Debido a la inquietud asociada con la cloración, ha aumentado la popularidad de la desinfección con UV en los últimos años.
La radiación UV trabaja en tres longitudes de onda: UV-A, UV-B y UV-C. La última (UV-C) tiene propiedades germicidas que hacen que sea tan efectiva como un desinfectante. La desinfección por UV es efectiva para eliminar bacterias y virus, incluyendo Giardia lamblia y Cryptosporidium si se cumplen determinados criterios de diseño. No se añaden productos químicos al agua durante la desinfección por UV ni se forman productos derivados químicos durante el proceso.
A diferencia de la cloración, la desinfección por UV no ofrece una desinfección residual para eliminar las bacterias que podrían introducirse en el agua una vez tratada. Por lo tanto, en algunos casos, la cloración podría seguir siendo la opción preferida. Por ejemplo, en sistemas con redes amplias de tuberías y depósitos de almacenamiento, existe un mayor riesgo de recrecimiento bacteriano o recontaminación durante el proceso de distribución del agua. La cloración, con la desinfección residual, ofrece una protección continuada contra estos riesgos eliminando de forma continua o inactivando los microorganismos que pueden entrar en el sistema después del tratamiento inicial.
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